domingo, 2 de agosto de 2015

Mariel Fariña
























I

La maestra es dulce con sus pecas
su flequillo y su corte carré
Mamá nunca se equivoca
El mundo tiene un layer,
varios layers
Yo no sé en qué capa vivo
seguro que estoy más cerca del magma
porque el cielo abierto me da alergia
asma
y me parece que no va a haber otro cielo
como éste
Ni otro volcán

Por ejemplo ahora
que es de día y celeste
me enamoro de tu boca que es una canasta
donde el lobo echó sus hechizos verdes
perfumados
Tu boca,
maxilar abajo,
me sostiene como una hamaca
Yo apoyo mi culo ahí
Me cuelgan las piernas de tus dientes blancos
La carne se deforma en el contacto con los bordes
Parecen afilados pero tienen una redondez
que los hace suaves como una frazada de terciopelo
Cae mi cuello hacia atrás
y mi mano izquierda se apoya en tu lengua gruesa y húmeda
caliente y porosa (áspera)

El mundo,
una continua guerra







II

La maestra es dulce
Mi mamá no, pero quiere
Mi mamá siempre está nerviosa
cuando estamos solas
Siempre está apurada
No entiendo para qué
A veces tiene los ojos desencajados
y entonces vamos a sentarnos a la iglesia
que es fría y me da miedo
Esos ángeles miran amenazando
y nos prohíben
las palabras

Me muero de ganas pero al final no,
no me atrevo a jugar.
Mejor no porque desconozco la regla
y el delantal con pollerita y moño se arruga
Mejor no porque a ver si me equivoco
y se me bajan las medias azules
No entiendo las letras
No descifro la respiración
(el respiro)
entre las letras
Mamá se asoma cada tris tras
justo cuando dejé de pensar en ella
Es cuando me doy cuenta que la dejé sola
que me necesita
que tiene miedo
Yo le envuelvo el miedo en el pañuelito de tela
ese que me dio para los mocos
Lo tengo justo acá, en el bolsillo del delantal
blancas las tablas y el bolsillo
Guardo mis mocos en el pañuelito rosa
para que mamá lo lave a mano y lo planche
Todavia debo guardar ese pañuelito en algun bolsillo
Lo voy a planchar para mi hijo,
bien almidonado porque es un hombrecito

Ahora soy yo la que se asoma
Hasta que de golpe decido
abandonarlo todo








 III

Suena la campana
Nunca vi
tanta gente en un patio
Esto es el recreo
Un lugar de fe doble,
un doblez en la fe
Como en misa,
canto las canciones para adentro
no porque no me las sepa, sino
porque me da vergüenza
desafinar mi voz debajo del agua
Yo no sé adivinar los finales,
todo me sorprende siempre
Este colegio tiene muchas puntillas y mucha luz
Este colegio está penetrado de luz
ventanales
puertas balcón
vidrios repartidos
árboles
pájaros
escalinatas de piedra
Áspera la piedra gris, abierta
la rodilla exhala sangre entre sus labios

Un primer beso en la herida
sentada en la escalera
y aquel martes en que
nos respiramos








IV

Registro por primera vez una mano
una mano diferente
Un pulgar ahueca la tierra
con cuatro nudos
Nudos
en el lugar de cada dedo
Desnudos los cuatro,
hechos como
si los dedos se hubiesen desinflado
dedos de guante anudado
y ella
ella,
la dueña de esa mano
(porque busco como en un laberinto a la dueña,
recorro la distancia que me lleva de la mano al rostro)
ella
se ríe


















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