viernes, 7 de marzo de 2014

Cecilia Figueredo






Empatía
 

Muchas estrellas caían
en las noches desveladas
de Paso de la lana.
Caían a intervalos
imposibles de medir como sabemos.
Iban cayendo, sin embargo,
con la frecuencia exacta
para que pudiéramos pedir un deseo
y tuviéramos tiempo
para pensar en el siguiente.








Desde el sur
 

Te creímos volver
cuando llegaste con las frutas
a la casa
que había estado triste.

El aroma de las manzanas
era decir fe o esperanza.

Hicimos brillar el rojo
de cada una de las manzanas,
las envolvimos en papeles azules
translúcidos casi
y vendimos todos los cajones
que habías apilado.

Nada fue suficiente
para que quisieras quedarte.
Te fuiste distraído
silbando La Oma,
tirando para no aflojar.

La casa te miraba desde adentro
tibia de manzanas aún.
 











 

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