lunes, 22 de abril de 2013

Clara Fernández Moreno






Lluvia

conozco una de las islas
hay lanzas
jabalíes
oscuros terrones de tierra
lluvias brillantes y tenaces
como el hacha de un hambriento
en ella nosotros
rostro contra rostro
diente contra diente








Las islas

en alguna zona de mi ser
hay un profundo jardín
prisionero de un mar desenvainado
lo cruzan vientos que huelen a río y a limo
a malezas
a lanzas abiertas
a fuego volteado por la luna
tibio jardín
camino
cuando creces
giras la mañana
rompes la quilla del alba entre las olas








El tiempo

quiero otra costumbre
una mudanza
oh tiempo
para templar tus cuerdas
en un punto
antes de que escribas theend
en la blanda médula de este cuerpo mío
con los brazos alzados
los pies sobre las costas y los astros
del quemante verano
quiero cercarte
y enlazarte
oh tiempo
entre suelo y cielo
para romper tu mimbreral de lanzas








El día de la vida

para Ariel


brillaba el día de la vida
maravillaba la gente que podía caber allí
en manadas
solitarios
sentados arrodillados en el gran cuarto
los colores iluminaban sus gargantas
un coro cantó
palabras de hombre
cantaban a tu cuerpo amado
con cantos y flores se amaina el silencio
quisiera tiempo
para quererte un poco más
pero la segadora
olvidada del ombú del verano
allanó y siguió su camino
un gemido rondaba los bancos de la plaza
eras de alma
de piel
de huesos frescos
jugar otra vez bajo los pinos
entre gramillas
granza
piedritas
entre las primeras lunas de las vidas
tener un poco más
tu cuerpo presente
sin olvido





 


 De El día de la vida, Ediciones del Dock, 2012.










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