martes, 29 de enero de 2013

Clara Vasco





El amor dejaste escrito


                                             A Juan Antonio Vasco, mi padre



Las hojas de la memoria las tazas de café
cuando tu amor impregnaba la calle French
el jardín, el cantero, y el lomo de los gatos
acariciado por tu pensamiento convertido en brazos
en pierna, en tambor.

No hay ausencia (estás  en el mundo)
palabras de aire, palabras de fuego
dejaste escritas en la piedra del mundo
dejaste escritas tus mañanas
tu perfume de campo
de escuela primaria
de alumno

Dejaste escritas
la pasión de tu cabeza feroz, de tu corazón feroz
de tu alma
escrito tu amor en las hojas en el níspero
(en tus hijas, en tu mujer)
escrita tu elegancia de caballero, de maestro, de hombre

Tus abrazos imposibles los mandaste por carta
por transatlántico
a tus amigos
A todos nos llegaron
desde la silla inmóvil
y con la miel de tus cartas sembraste una red 
que hoy sostiene las caídas de todos los abismos

Cómo hiciste
mi querido
para darme la mano a los 12 años
cuando me escribiste un poema
cómo hiciste para hacerme mujer
desde esa silla

Ya no tengo miedo
todo tiene un sentido
todo vale la pena
me explicaste:
la vida es para internarse a fondo en su corriente
no importa qué cosas se interpongan
que el río arrastre cadáveres, maderos
ramas de tormenta
que se despeñen rocas
cuchillos
o gárgolas negras

Estamos aquí para vivir
Estamos para ser lo mejor de nosotros
A tu salud
Brindo


                                                      
                                                                            Noviembre de 2004













1 comentario:

  1. Y brindo con Clara, por este bello poema, y por un poeta (su padre) que siempre nos ilumina.

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